Ese es mi trabajo.
¿Suficiente? ¿Insuficiente? ¿Bueno? ¿Malo?
Pues ni idea, depende de lo que busques y de lo que te guste juzgar.
Quiero que sepas que no hablo de teorías o frases hechas que suenan muy bien, hablo de experiencias en primera persona.
Lo que hago, a lo que me dedico, es el resultado de lo que he aplicado y sigo aplicando en mi vida.
Es decir, sé que lo que hago funciona porque lo he vivido.
Mira.
Cuando tenía 16 años, pasó algo jodido en el seno de mi familia que hizo que todo se derrumbara de la noche a la mañana, literalmente.
No voy a entrar en detalle para no dármelas de pobrecito, pero fue jodido, y mucho.
El caso es que esto me llevó a tomar la decisión de dejar los estudios académicos y me puse a trabajar, había que llevar dinero a casa.
Desde entonces, he trabajado de muchas cosas:
En una planta de reciclado de basuras.
En la obra.
De mozo de almacén.
De camarero.
De friega platos.
De botones en un hotel.
Montando y desmontando escenarios para actuaciones.
Vendiendo macramé hecho por mi en la calle.
Y más cosas, pero no me acuerdo de todo.
El caso es que toda la estructura familiar y de vida, se fue a la mierda en un pis-pas.
Puede ser duro para un crío de 16 años, pero mirando hacia atrás, me doy cuenta de que esta situación me ayudó mucho a crecer y a madurar, aunque metí la pata…
Me dio por salir, beber, el rollo de siempre, meterme mis rayas y hablar con la gente…
Esta es una frase de una canción de Extremoduro que explica muy bien cómo fueron esos años de mi vida.
Espera, Diego, ¿acabas de decir que te drogabas?
Si, lo confirmo, has leído bien.
Todos tenemos un pasado, y yo no me avergüenzo para nada del mío.
De hecho, a mi modo de ver las cosas, es lo que hace que hoy esté aquí y me dedique a lo que me dedico.
No las drogas y el alcohol, sino todas las experiencias vividas, sobre todo las jodidas.
Por suerte, más bien por decisión propia, esto solo fue así durante unos años, y calma, que solo lo hacía los fines de semana, y no todos.
Porque por jodidas que fueran las cosas, el Universo (o la vida si te suena mejor) puso en mi camino situaciones y personas (para mi son sincronicidades) que me llevaron a indagar en el mundo de la espiritualidad, del desarrollo personal y el autoconocimiento.
Tengo la firme creencia de que todos, tú también, recibimos este tipo de sincronicidades en nuestras vidas y que depende de nosotros si nos dejamos llevar por estas «señales» y las exploramos, o no.
El caso es que a los 22 años ya estaba en grupos de meditación, haciendo cursos y leyendo todo tipo de libros de crecimineto personal, neurociencia, psicología y de cualquier cosa que me ayudase a conoccerme mejor.
Descubrí que me apasiona todo lo que tenga que ver con entender más sobre la psique del ser humano.
Así como era malísimo en los estudios académicos, descubrí que me apasiona la neurocuencia, la epigenética, la psicología y estudiar sobre el funcionamiento de la mente humana.
No solo estudiarlo, también aplicarlo y ayudar a otras personas a mejora sus vidas con estas herramientas.
Soy un “nerd” en este sentido.
Igual te estás preguntando qué títulos o estudios tengo.
Pues bien, no creo en esto de la “titulitis”
Son solo papeles, una forma más de etiquetar las cosas.
No definen quién soy ni lo que hago.
No creo en las «etiquetas» ni las autoimpuestas ni las que nos ponen otras personas.